Sé que no estamos en invierno, donde las sopas y cremas son especiales para pasar el frío, pero me encantaría compartir esta receta de crema de zapallo con ustedes.
Nunca me gusto el zapallo. En la cazuela era lo más asqueroso que podía existir, y creo que fue mi "maña" de niña chica la que me alimento ese "odio" hacia algo que no es taaaan terrible. Ya de grande redescubrí el zapallo como un alimento rico en fibras con el que se puede hacer muchísimas cosas bastante ricas.
Historia corta y aburrida: Un día fuí con mi papá a almorzar a Condi, en Irarrazabal. El garzón nos dijo que había una crema de zapallo muy rica, y mi papá me animo a ordenarla, "No pierdes nada con probarla".
Estábamos esperando y entro el "Tio Valentin", con mi papá hablamos un rato de él, nos reímos, y al llegar la crema de zapallo la encontré mundialmente rica. Luego de almorzar compré unos chocolates para regalarle a Fernando, porque si algo siempre tuve claro, es que él amaba los chocolates.
Ahora, cada vez que veo, huelo o como una crema de zapallo, me acuerdo de ese día junto a mi papá.